La salvación es solamente obra de Dios. Es de Él, por Él y para Él. Es un regalo de Dios para el hombre. La responsabilidad del hombre es sólo recibirla por la fe.

La salvación del hombre es la demostración de la fuerza de Dios solamente para Su gloria. Ninguna parte de nuestra salvación es dependiente incluso en el más mínimo grado del esfuerzo humano.

Sólo Dios puede realizar lo que Él exige del hombre para ser salvo. Estamos ciegos a las verdades espirituales (2 Cor. 4:3-4). Él requiere una nueva creación, porque el hombre está muerto en delitos y pecados (Efesios 2:1-2). Dios requiere de un nacimiento espiritual, que sólo Él puede realizar (Juan 3:3). Nosotros somos impotentes para ocasionar tal nueva creación (2 Cor. 5:17).

Además, porque somos pecadores, no podemos producir en nuestra naturaleza pecaminosa una justicia que es agradable a Dios (Romanos 3:9-20). No podemos merecer por nuestra virtud una relación correcta con Dios. La salvación que Dios demanda y ofrece para el hombre pecador está completamente  separada de los esfuerzos del hombre.

La salvación  es provista solamente a través de la persona y la obra de Jesucristo (Hechos 4:12). No podemos resolver nuestro problema del pecado, pero Jesucristo fue a la cruz y murió por nuestros pecados (Romanos 5:6, 8; 2 Cor. 5:21).

Lo que Dios requiere del pecador es simplemente confiar en Jesucristo como su Salvador (Juan 3:16, 36). Creer en Cristo hace al pecador disponible para recibir el poder infinito y la gracia de Dios. Todo lo que el pecador puede y debe hacer para ser salvo es "creer" en Jesucristo (Hechos 16:31). Una fe personal en Cristo es una decisión definitiva por parte del individuo.

"El que en él cree, no es condenado; pero él que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas" (Juan 3:18-19).

La fe salvadora es confiar solamente en Cristo,  depender de Su gracia salvadora, y  recibirlo. Es creer el registro que Dios ha dado acerca de su Hijo como verdadero y confiable.

Dios nos invita a creer lo que Jesucristo hizo por nosotros en la cruz. Dios tomó la iniciativa y  proveyó todo lo que necesitamos para ser salvos. El único requisito que Dios pone en el individuo es creer o confiar en Cristo. Él nos pide creer lo que Él ha hecho por nosotros.

A menudo ilustro esta gran verdad en las Escrituras al sostener un Nuevo Testamento o un hermoso Evangelio de bolsillo del Libro de Juan,  y pido a mi audiencia si les gustaría tenerlo.  Hago hincapié en que es mío y que yo pague por él. Nadie puede comprarlo o hacer algo para merecerlo. Todo lo que los individuos pueden hacer es recibirlo, confiar en mí para que se los de. Puedo elegir a un individuo de la audiencia que venga enfrente, y ellos reciben el regalo de mi parte.

Dios nos ha dado un regalo mucho más caro y precioso, pagado en su totalidad por la sangre de Jesucristo. Todo lo que se requiere de nuestra parte es creer en Él y recibir el don de la vida eterna (Juan 5:24). Una fe simple en Cristo abre el camino hacia el infinito poder y la gracia de Dios en la vida del individuo.

"Con el corazón se cree para justicia" (Romanos 10:9-13). La única condición en la cual una persona puede ser salva, es creer en Cristo.

En el Nuevo Testamento, hay 115 pasajes de las Escrituras donde la palabra "creer" es usada solamente de todas las otras condiciones como la única vía de salvación, observó Chafer. Hay 35 versículos más que utilizan el sinónimo "fe". En el Evangelio de Juan, "creer" en sus diversas formas es usado 86 veces. "Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (Juan 20:31).

"Arrepentirse" y "creer" es un acto completo. Cuando creemos en la obra salvadora de Cristo hay un "cambio de mente" que  es incluido como una parte esencial de creer en Él. Es imposible  que una persona crea,  que no se arrepienta. Cristo es el objeto de nuestra fe o confianza. Nosotros nos enfocamos en Él, y no en nosotros mismos o en otras religiones o intereses.

El mensaje  para ser creído es el sacrificio de Jesucristo por nuestros pecados, que solamente satisface a Dios. La única buena obra que satisface a Dios es la obra terminada de salvación que Él realizo en la cruz por nosotros.

Rechazar a Jesucristo es permanecer dentro de la condenación total de su pecado de incredulidad. "Los hombres y las mujeres  son salvos y se mantienen en la gracia soberana a través de la fe simple en Cristo" (cf. Juan 10:27-30).

La invitación de Dios es, "Quienquiera podrá venir." ¿Vendrá hoy creerá en Él y recibirá Su regalo?

 Sugiere una traducción mejor.

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin