"Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían" (Hechos 16:25).

Estos dos presidiarios fueron golpeados con palos, moreteados y sangrando, y allí estaban "orando y cantando himnos de alabanza a Dios." ¡Qué privilegio en el momento de la necesidad de recibir apoyo y consuelo de Dios mismo!

La verdadera oración es ofrecida a Dios Padre por medio de su Hijo, Jesucristo.

La verdadera oración es "tener una audiencia con Dios, es en realidad entrar en la presencia de Dios. " la oración es " uno de los privilegios más preciados de la vida."

Cuando vamos a Dios en oración tenemos que preguntarnos si ¿Somos conscientes de estar en Su presencia? ¿Estoy realmente en comunión con Él?

Pablo y Silas estaban en la presencia de Dios en una celda de la cárcel Romana.

El lugar donde oramos es insignificante, mientras nuestras oraciones sean ofrecidas a Dios Padre, sobre la base de la muerte de Jesucristo.

Jesús dijo: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé" (Juan 15:16).

El énfasis que Él siempre hizo fue "que el Padre sea glorificado en el Hijo".

"Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo" (Juan 14:13).

Luego continuó diciendo: "Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré" (v. 14).

De nuevo en Juan 16:23-26 Jesús dijo: "En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.  Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre. En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros."

Usted no puede “pedir mucho" de un Padre dadivoso. La imagen es la de un niño pidiendo a un Padre amoroso.

Jesús enfatiza repetidamente al enseñar a los discípulos la noche antes de ser crucificado, "Pídanle al Padre en mi nombre." Note la actitud de vida expresada en estas palabras. Es la dependencia del Padre.

Jesús dijo, "Yo soy el camino, y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6).

Jesucristo hace posible que Dios conteste nuestras oraciones. A causa de la muerte  expiatoria del sacrificio de Jesús, somos invitados, incluso a entrar en Su santa presencia y ofrecer nuestras peticiones.

La última voluntad y testamento de Jesús es un fraude y un engaño a menos que Él sea verdaderamente el Hijo de Dios. "De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará" (16:23). Porque Él realmente es la Segunda Persona de la Trinidad a la que pedimos y por medio de la cual recibimos.

La oración es el ejercicio exclusivo de los creyentes en Cristo. Nadie puede entrar en la presencia de un Dios santo, sobre la base de méritos propios.

Ningún pecador puede recibir nada de Dios sobre la base de su propia bondad. Sin embargo, en el terreno de la sangre derramada de Jesucristo, el peor pecador que se arrepiente de sus pecados y acepta a Jesucristo como su Salvador puede venir y con confianza  puede hablar de la añoranza de su corazón y recibir de Dios lo que pide.

¿Cuándo usted ora se dirige al Padre celestial en el nombre de Jesús? Tenemos el privilegio de entrar en Su presencia sólo sobre la base de la muerte del Señor Jesucristo. Las oraciones que Dios solamente escucha, son las oraciones que se ofrecen a Dios Padre por medio del Señor Jesucristo.

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin